sábado, abril 01, 2006

Despedida y Cierre (epílogo cibernético)

A esta sala que hoy me asomo con ojos de cautivo,
quisiera derramarle mi hastío y mi conciencia.

La plaza donde vagan los nombres irredentos
es reducto de espíritus y fantasmas del juego;
aquéllos que ansían algo más que una caricia
se verán reflejados en manos que no aman,
en dedos que teclean la nefasta melodía.

Lugar de gatas sexies de cuerpos destrozados,
de dandis de bolera de oscuros sentimientos;
sinceros insinceros y putas maltratadas
que abren ya, sus piernas, sin un diez mil y la cama
esperando un hasta que la muerte nos separe
que nunca les llega.
Pasean sin decoro penes_gruesos de ínfimos instintos,
y princesas sin trono ni reyes que las fizo.

No hay fines de semana para tanto solitario
que piden inclementes, reclaman sin pensarlo,
un poco de ternura que los hiere de soslayo.

Aquí me asomo, cada noche, a ver los tiempos
en que los tiempos urgentes cumplen, con descaro,
la breve atonía de palabras malsonantes.
Breves gritos por nadie escuchados;
lamentos de ira sin lágrimas rodando;
sólo palabras urgentes que suben como un rayo
y mueren en lo alto de un frágil escalado.

Mi tiempo ha caducado, hoy lo sé;
y brindo estas palabras a esas almas en pena
que cada noche me han reído,
que cada noche me han amado;
qué ignorado cada noche,
qué pasado más ingrato.

No os negaré que aquí hallé el polvo urgente,
por la leche derramada;
la caricia torpe y el beso sin saliva;
la palabra altiva y la inmisericorde.
Pero ya no quiero más,
ya mi alma zafia está saciada;
ya mi ego ilustre que, sin lustre, ya no es nada.

Lloradme damiselas del destino,
nicks sin verbo ni cuerpo que los hizo.
Reídme, capciosos reyes de la noche,
que cuerpo a cuerpo y, en luchas sin sentido,
los dedos yermos, a veces, nos han unido.

Corre Ambassador, que aún tienes tiempo;
sal y no mires atrás, que las sodomas y gomorras,
no te esperan a este lado;
que la vida te sonríe y se deja penetrar,
en sus privados de locura,
con su locura y mi mitad.

¡Callad!, vociferantes voces del silencio calmo,
¡callad!, que nadie os escucha.

A esta sala que hoy me asomo con ojos ya cansinos,
le escupo en toda regla, le lanzo el desvarío
de agradecerle el tiempo inútil que entre sus brazos he sido.

1 Comments:

Blogger Simplemente Olimpia. said...

Lujoso, lujuriosos, bellos vomitos de una noche de resaca. Me gusta visionarte así, excesivo, pletorico de decision, fuerte...vigoroso.
Y ahora...concluye....danos,relata el otro lado.
Olimpia.

12:18 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home