jueves, mayo 11, 2006

Ondulación periódica.


Si tu cuerpo es sinuoso, déjame moldearlo.

Deja que me grabe tus formas infinitas.

Deja que rastree tus vías insondables
aunque tus caminos tortuosos me desollen.

Mi alma en carne viva.

Si es el precio de tenerte, fuego es mi moneda;
pero deja que engulla tus silencios y tormentos.

Cuando la noche nos cubra,
mudos han de estar los vencidos,
y dormidos in eternum
peregrinos desorientados de córneas opacas.

Cuando la noche nos cubra,
sólo tu grito rasgará la espesura,
con su chasquido doliente.

Sorda la alborada.

Pero déjame abarcarte.

Deja que monte mis cuarteles
donde nadie osa hacerlo.
Dale el plácet de tu loma a mi tácito orgullo
y prevente de mis furibundas embestidas.

Y seré.

Por que mis ansias no están saciadas…



lunes, mayo 08, 2006

Yo puedo hacer...
















Yo puedo hacer que los deshielos de mi alma no te mojen;
que las provincias de tu cuerpo se rindan a mis besos,
y que el arco iris te sorprenda en blanco y negro...

PD: Obtuso, comparto las palabras de Ricardo Montaner con quien quiera leerlas.

jueves, mayo 04, 2006

со мной никто не сравнитъся


со мной никто не сравнитъся

martes, mayo 02, 2006

ΛЕНИН


Entrar en el mausoleo de Lenin produce una sensación entre macabra y religiosa.
Ubicado en el mejor sitio posible de la mejor plaza posible de Moscú, el mausoleo, visto desde fuera, es una pirámide escalonada de granito rojo y negro con una sóla leyenda: ΛЕНИН
Cinco letras grabadas en rojo sobre negro; no podía ser de otro modo.

-Prohibido hacer fotos.
-Prohibido hablar.
-Prohibido comer.
-Prohibido pararse.
-Prohibido llevar las manos en los bolsillos.

Son las consignas inviolables. Me pregunto qué sucedería si violase alguna de ellas.

Acompañado por Katia, traspaso el umbral. La mirada férrea, dura, de un solado custodio me recibe. Y desciendo los peldaños en oscuridad casi total. A cada tramo de escalones, otros soldados, iluminados por una luz estudiada que incide directamente sobre sus gorros de plato, dejan en penumbra los ojos que te escrutan.

Silencio, sólo se oye el silencio.

Sigo descendiendo dos tramos más y los ojos se acostumbran ya a esa luz fúnebre;la presencia del líder se intuye.
Sala sin ornamentos, oscura como el resto del edificio, y dentro del féretro de cristal me encuentro con él: Cuerpo menudo y menudo elemento, pienso.

Iluminado sólo él, mis ojos se cruzan con los azules polares de Katia, que camina delante de mí. Me sonríe en clave, no vayan a descubrirnos, no vaya a levantarse el gigante ante su belleza; y le devuelvo la mueca clavando mis ojos en su ombligo desnudo.


¿Cómo sabrían sus besos en este silencio incorrupto?

Y me sorprendo llevándola a la fría pared, deshaciendo en girones su camiseta; presionando su cuerpo y mordisqueando sus pezones erectos; magreando sus carnes y bebiendo de su sexo...

El frío de la Plaza Roja me recibe con su luz tamizada que contrasta con el calor de mi bragueta, y presentando armas por Katia, me mezclo entre nostálgicos del régimen.

Lenin, durmiendo, me habrá guiñado un ojo...